jueves, 13 de diciembre de 2012

La huella de la dignidad

“Mi mamá estaba embarazada cuando la secuestraron”, dice Matías Ayastuy al emprender junto a Abuelas de Plaza de Mayo de Rosario, una campaña para encontrar a su hermano o hermana. Por un testimonio sabe que su madre cursaba un embarazo ya avanzado en el lugar de detención.
El último jueves se cumplieron 35 años de aquel 6 de diciembre de 1977, cuando fueron secuestrados Marta Bugnone y Jorge Ayastuy, en el porteño barrio de Caballito.



  Matías, hijo de la pareja, tenía entonces 9 meses y por el ataque de los militares a su casa, quedó con una a vecina. Luego fue llevado a una institución de menores y, tras la búsqueda de los familiares, sus abuelos maternos lo recuperaron, días antes de la Navidad de ese año.

"Lo nuevo es que ahora hay un testimonio de una compañera de militancia de mi vieja, del Partido Comunista Marxista Leninista (PCLM), quien dice que mi madre no tenía un atraso de 20 días, sino un embarazo de cuatro o cinco meses, lo cual es una situación muy distinta", dijo Matías.

En la noche de la desaparición, también fueron secuestrados por el Ejército un cien militantes compañeros de la pareja.

La testigo realizó la declaración en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y Matías se realizó una extracción de sangre para incorporarla a la base de datos, pero en el entrecruzamiento “no dio resultado”, indicó.

Marta Bugnone, de la entrerriana Gualeguaychú, nació el 22 de abril de 1949. Jorge Ayastuy es del 23 de junio de 1950 y de la localidad bonaerense de Vedia. Se conocieron cuando llegaron a estudiar a Rosario, en 1974 los casó en Ludueña el cura Edgardo Montaldo y en 1977 nació “El Mati”.

Habían iniciado la militancia en torno a la Teología de la Liberación, impulsada por el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo. Por eso, sus compañeros del PCML los llamaban el “Cristiano” y la “Cristiana”.

Según testimonios judiciales, luego del secuestro en diciembre de 1977, fueron vistos en los centros clandestinos "Club Atlético" y "El Banco". Hoy, permanecen desaparecidos.

Ahora, el jueves 6 de diciembre, Matías comenzó la campaña para hallar a su hermana o hermano, quien hoy tendría 35 años. Abuelas de Plaza de Mayo, la Conadi y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación lo acompañan, al igual que sus compañeros de militancia y amigos.

La historia sigue

La historia se hace y relata cada día, “es algo que sigue”, decía una antropóloga. Frases como “Son cosas que ya pasaron, hay que mirar para adelante”, son herederas de aquella: “Por algo será”. Justificaciones individuales y miserables de los que no ven al vecino y prefieren el olvido que por ocultar al pasado no puede protagonizar el presente ni construir futuro alguno.

Pero siempre hay memoriosos y obstinados, los que no se conforman. Quien “no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra”, decía un tal Rodolfo Walsh.

“Maray Jorge, un amor revolucionario”, es el título de un libro de Carlos del Frade sobre la historia de El Mati. Pero el pibe que creció agitando banderas de HIJOS, haciendo laburos de base, como lo hacían sus viejos, sigue esa pelea por la identidad y la memoria.

La militancia responsable y solidaria, la ardiente paciencia y la inagotable búsqueda de la verdad y la identidad, vencen y acorralan a donde quieran que vayan los que se creían impunes.

En vano intentó el miserable general Videla convencer a periodistas extranjeros con esa siniestra frase: “Los desaparecidos no están, no existen, están desaparecidos”. Cobarde mentira que no fue cuestionada por el Episcopado, desde donde el cardenal Primatesta ya había indicado que el ex dictador expresaba “la rectitud y sinceridad varonil, la firmeza y valentía cristiana, que le adornan y honran en su lucha abnegada contra la conspiración de maldad y violencia de la antipatria”.

Las huellas no se borraron y la identidad reaparece. Militando en HIJOS llegó al barrio Ludueña par hacer laburos con los pibes, así se formó el grupo de adolescentes La Vagancia y talleres de guitarra. Allí, en el 96 o 97, un día el cura lo buscó a Matías y le contó que conocía a sus padres, y que los había casado en ese mismo barrio.

“El mejor homenaje es seguir su lucha. Me sirve como a tantos otros para sentirnos parte de la historia del presente, de la historia cotidiana, de la construcción diaria, de las reivindicaciones sociales, de los desocupados, de los trabajadores de los sindicatos, de toda la gente que lucha desde su lugar por otra sociedad”.

Si cumplís 35 años entre marzo y agosto de 2013
Si naciste entre 1975 y 1983, vos podés ser quien buscamos.
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