martes, 1 de enero de 2013

“Estamos en un renacer y retorno a lo natural”

Los amautas andinos resguardaron los ancestrales relatos sobre cambios en la relación del hombre con la Tierra.
    "Los mayas observaron a la naturaleza y el alineamiento planetario, nunca plantearon el fin del mundo”, explica Oscar Flores,  baqueano de su tierra y su historia.  “El 21 de diciembre comenzó el  invierno en el hemisferio norte y el de verano en el sur, se inicia un nuevo ciclo de vida”, resalta el profesor de historia de Tilcara.
(Incluye: los amautas, sin apocalípsis y la versión desmejorada)


    Señala que: “el Sol tarda en dar vuelta a la Vía Láctea, nos 26 mil años. A veces está más cerca y en una supuesta noche está más lejos. Ahora salimos de una noche y vamos a un amanecer.
   Estamos en un tiempo en que los polos magnéticos, no los de rotación de la Tierra, cambian de posición”.
“Vivimos en un constante equilibro, positivo o negativo. Es como cuando los hombres tenemos buena salud, entonces en un equilibrio positivo. Pero al romperse ese equilibrio pasamos a otro negativo: la enfermedad. Al ir al médico y reponernos, volvemos al equilibrio de la salud. Al momento de transición, cuando se pasa de un equilibrio a otro, los mayas lo llaman ”. Estamos en un tiempo en que los polos magnéticos, no los de rotación de la Tierra, cambian de posición”.   
    En la concepción filosófica del mundo andino, un cambio muy profundo que sucede cada 500 años, es el llamado Pachacuti: una transformación en la relación del hombre con la naturaleza”, relata Flores. "Es un renacer originado en el fenómeno climático y un movimiento social que transforma las conciencias, surgen organizaciones distintas donde se rompen los ecuadores de hegemonía. Hoy vemos un retorno a las cuestiones naturales en terapias y alimentos, se produce un cambio y caen preceptos y muchos paradigmas que entran en crisis”.
    Mientras con diversas ceremonias, pueblos andinos, mayas y amazónicos recibieron al nuevo ciclo de vida que se inició con el solsticio, se difundieron en la prensa e internet una supuesta hecatombe prevista por los antiguos mayas.
     Así, aparecieron las promociones turísticas para recorrer la ruta maya, el alquiler de un búnker, restaurantes que ofrecen cenas especiales de fin del mundo o estadías en remotas ciudades donde ser garantizaba “cero posibilidades de desastres”.
     Pero, hasta la agencia espacial estadounidense (Nasa) descartó que la Tierra colisionara con algún errante planeta, asteroides, alineación galáctica, erupciones volcánicas o inversiones de polos magnéticos o posibles tormentas solares.
     En tanto, desde México, el investigador en temas mayas de Puebla, Mario Aliphat, resaltó: “La idea de que se acabará el mundo no es maya, es más la influencia cristiana dentro de la versión que ha llegado de tiempos de la colonia, donde se empiezan a mencionar conceptos milenarios".


Los amautas
En el norte argentino, el relato oral se transmitió entre los ancianos. Flores explica: “He tenido la posibilidad de formarme al conocer a amautas, ancianos sabios del mundo andino. Ellos preservaron los ancestrales valores de nuestra cosmovisión e intentan juntarnos”, señala.

Conocido como “Tupac”, Flores es tilcareño como sus padres y abuelos. Estudio Ingeniería en Córdoba, pero “alguién me hizo pensar en mi tierra y regresé en 1898”, cuenta. Así se nutrió de la tradición de los relatos orales y lecturas históricas y científicas.

“Los amautas resguardaron nuestro pasado, que en la zona del sur de la actual Bolivia, Jujuy, Salta y el norte de Tucumán, era parte del Kollasuyo, provincia sureña del Tawantinsuyo, del antiguo imperio inca".

También afirma que los pueblos deben enfrentar un cambio. Los años de la conquista llegan a su final", advierte. Ese cambio implica la reconstrucción de una identidad, pero esa recuperación está relacionada con la recuperación de las tierras que habitaron los originarios de la región. "Para recuperar la identidad cultural es necesaria la tierra, madre y organizadora de nuestro sistema social en comunidades. Respetamos la propiedad privada occidental, pero reclamamos las tierras que habitábamos".

Y sostiene que “el fenómeno generado en Bolivia al asumir un presidente aymará (Evo Morales) tiene que ver con una concepción filosófica en el mundo andino. Desde esa nación, el canciller David Choquehuanca ha dicho al inicio de esta semana: “El 21 de diciembre es el fin del miedo, fin de la división, del egoísmo, envidia y comienzo de la construcción de la armonía, de la esperanza, de la confianza".

Flores remarca que se empezaron a juntar los restos esparcidos de Túpac Amarú. Los amautas han mantenido la memoria y se ven signos. Al reasumir Evo, las comunidades le entregaron los atributos incas, también lo hicieron con sus pares Hugo Chávez (Venezuela) y a Rafael Correa (Ecuador). Además, esos presidentes y los de Paraguay y Argentina forman un nuevo bloque, aunque con una estructura occidental, formal y con sus contradicciones”.

Flores también es guía de los visitantes de la Quebrada, es un baqueano de la región y la historias del lugar y de Tilcara, 85 kilómetros al norte de la capital jujeña y a orillas del río Grande y la ruta 9.

La Quebrada, un profundo surco de origen tectónico fluvial del noroeste jujeño, era habitado desde hace mil años por los omaguacas (cabeza de toro) y formaban un grupo de parcialidades: punamarcas, tilcaras, tumbayas, maimarás, puquilés, ocloyas y uquías. Pero, entre 1460 y 1493, el imperio inca (Tawantinsuyo) ocupó la zona, que pasó a ser desde el altiplano a Mendoza, e integró el Kollasuyo (provincia del sur). Más tarde a fines del siglo XVI,al invadir la zona los españoles adoptaron el término “kolla”.

El hombre de 49 años, también militante de una comunidad originaria, afirma que “a pesar de que quisieron imponer otra cultura, tenemos lo ancestral en nuestra sangre. Se trata de la cultura kolla, respetuosa de la naturaleza y de la tierra”.

Además, señala que “la gente que va a la Quebrada va en busca de otra cosa, hay una preocupación de vivir cambios. Tomamos conciencia que tenemos que frenar lo que afecta al planeta, hay un revuelo positivo y esa es el fin de una etapa, hay una reflexión de muchos sectores”, sostiene.


Relatos sin apocalipsis

También desde Tilcara, el antropólogo Pablo Mercolli, del Instituto Interdisciplinario Tilcara, indica que “las distintas sociedades construían relatos sobre temas de la naturaleza, pero no a nivel apocalíptico. Todo lo mitológico apunta a una cohesión a nivel cultural, eran construcciones que le permitían relatar diversos mitos, sin ciencia", indica el investigador graduado en la Facultad de Filosofía y Letras. UBA.

"Criticar esos relatos es como criticar a lo que cuena la Biblia. Los mayas carecían de una escritura y se manejaban con la tradición oral, signos, dibujos rupestres. Por eso se hace difícil descodificar ciertos pensamientos, si bien está el calendario que confeccionaron, lo complicado es cómo interpretarlo".

Por otra partel, Mercolli resalta que “los pueblos originarios basan la mayoría de sus creencias en la naturaleza, siguen dando de comer a la Pachamama y honrando al Sol, tienen sentido común y respetan al ambiente que permite la vida, no a un Dios”.

“En base a ese ejemplo -a grega- podemos decir que según los mayas, ahora vivimos un no tiempo, la transicicíón entre los dos equilibrios. Iniciamos el amanecer de un ciclo y, como somos una especie menor de la naturaleza, los humanos debemos plantearrnos una autocrítica y un cambio”.

Rescate de la identidad maya

En Guatemala, los intelectuales consideran al cambio de ciclo de cuenta larga de 5.200 años según el calendario maya, como una ocasión para reivindicar la identidad cultural del pueblo maya y abogar por la Madre Tierra.

“Lo que nos trajo esta celebración es el retomar nuestra identidad y profundizar su ejercicio, como un derecho y un aporte a la madre tierra y a la naturaleza”, dijo Rosalina Tuyuc premiada por la fundación Niwano de la Paz 2012, ex legisladora y dirigente del movimiento de campesinas viudas y madres de asesinados por militares durante 1960-96.

Amílcar Pop, abogado y electo diputado al Congreso Nacional en 2011, señala que el cambio de era maya “genera la posibilidad de discusión del ejercicio de la identidad étnica en un país multicultural. Pero también señala que “hay una percepción de frustración, fuerte, frente a un Estado que utiliza toda una simbología de los pueblos mayas y las mercantiliza por un lado y, por otro, le da la espalda a las demandas históricas de los pueblos”.╠