martes, 9 de septiembre de 2014

DE COBRIZO DESOBEDIENTE A PADRE DE LA PATRIA

   Feriado, ofrenda floral y discurso, monumento a caballo y uniforme militar. Así lo quisieron eternizar, pero José de San Martín incomodó a los intereses porteños y a los historiadores que debieron vestirlo de “Santo de la Espada”. Pero era el que armó un Ejército Libertador y no invasor, el que dejó plantado a las miserables políticas porteñas quequerían un país chico y centralizado.
La gesta del correntino parece resumirse en los consejos a su nieta, en nombrarlo “Padre de la Patria”, en el tibio neutral que no se metió en guerras civiles que definían el proyecto político. Hizo falta mucha mentira y ocultamiento para que brillase como militar, no como político ético, había que licuarlo para mostrarlo políticamente correcto y de bronce, no de esa tierra colorada en la que se crió.         (Leer texto)