
No
dudaba en abalanzársele al buque que sea. Así, sin el menor respeto
salían al cruce de las flotas más numerosas y equipadas. Le caían
al abordaje entre el griterío y la sorpresa, esgrimiendo a
machetazos el espanto. En esa desenfrenada avalancha de rudimentarios
fantasmas guaraníes y guachos limpiaban a la marinería porteña,
paraguaya o portuguesa que se arriesgara a entrar al territorio de
los Pueblos Libres..... (leer)