miércoles, 30 de mayo de 2012

30 de mayo 1855. Sierra Chica, triunfo grande


batalla_sierra_chica_duilio_pierri_1.jpgLa batalla de Sierra Chica fue librada entre las fuerzas del Estado de Buenos Aires al mando del coronel Bartolomé Mitre y la Gran Confederación de las Salinas Grandes, con  Juan Calfucurá y Juan Catriel
Mitre llegaba con dos columnas de  1100 hombres, desde  Azul y   25 de Mayo. Prometía "exterminar a los bárbaros".   
         Por Avkin Pivke Mapu-Komunikación MapuChe

Al llegar a Sierra Chica, cerca de la actual ciudad de Olavarría se encontró con las fuerzas aliadas de Catriel y Calfucurá. Los Mapuche derrotaron al coronel bonaerense con su poderosa caballería. Entre los constantes ataques y reagrupamientos rodearon a unos 60 soldados bonaerenses forzando a la caballería enemiga a lanzar varias cargas hasta que esta, muy diezmada, quedo vulnerable al ataque Mapuche.
batalla_sierra_chica_duilio_pierri_2.jpgMitre fue forzado a escapar a la Sierra para evitar la muerte mientras su infantería terminaba aniquilada, su artillería capturada y su caballería huía en desbanda. Allí tras expulsar al enemigo se atrinchero con lo que quedaba de sus fuerzas. Sólo la oportuna llegada de policías provenientes de Tandil le salvaron la vida.
Esta legítima defensa fué para el Pueblo Mapuche la reafirmación del WallMapu (Territorio Ancestral), que pretendia ser usurpado a sangre y fuego por la División de Operaciones Sur del ejército argentino. Dicho despliegue militar estuvo al mando del ministro de Guerra de la provincia de Bs As, en ese entonces el Coronel Mitre (luego presidente de la república). "El calendario marcaba 30 de Mayo de 1855. No sólo el Wallmapu permanecía indómito, además las fronteras con los winka volvieron a establecerse sobre las mismas líneas que regían antes de 1833, para segura desesperación de estancieros y políticos"
El siguiente es un micro de radio que puntualmente, se refiere a la batalla que protagonizaron las Comunidades Mapuche que integraban la Confederación de las Salinas Grandes quienes junto Toki Kalfukura y Catriel derrotaron al wingka invasor. 
Sierra Chica, triunfo grande
amanecer_batalla_carlos_bolivar_duilio_pierri.jpgNi bien saltó de su caballo, el werken se dirigió a la ruka del toki.

Traía noticias inquietantes: del Kalfü bajaban los soldados... Se habían dividido en dos columnas. Muchos eran los winka, hasta 400 había contado el jinete, entre los que marchaban en dirección a las ruka de Kachul y Katriel. En la otra, eran más todavía y venían mandadas por un winka importante, porque iba rodeado de muchos jefes y recibía y mandaba mensajeros todo el tiempo.

El Toki escuchó todo lo que el werken tenía para decirle y al final, sonrió. El recién llegado todavía no había recuperado el ritmo de su respiración, cuando ya otros dos weichafe salían disparados, con mensajes para los demás lonko. Kalfükura reunió a su gente y la puso sobre aviso. Conocía muy bien al adversario que se le venía encima. El –por entonces- coronel Mitre, no experimentaba la misma seguridad.

Después de tres días de marcha, el ministro de Guerra de la provincia de Buenos Aires ordenó a su fracción de la pomposa División de Operaciones Sur, caer sobre las tolderías de Kachul y Katriel. Así lo hicieron las tropas porteñas, que rápidamente entraron en los dominios de los mapuche a sangre y fuego. No repararon que lo hacían con cierta facilidad... Muchos de ellos se consagraron a saquear cuidadosamente las ruka, como si el campo ya estuviera a su merced.

Era la distracción que los weichafe esperaban. Cuando vieron que los winka se dividían y se olvidaban del combate, cargaron contra los invasores. En breve, los soldados quedaron rodeados, ante la desesperación del futuro presidente de los argentinos. Sin posibilidades de continuar el ataque, los porteños se preocuparon por salvar el pellejo, hasta que la oscuridad piadosa les dio una mano y se acurrucaron en la Sierra Chica de Tapalqué. Pero lejos les quedaba el descanso, con tantas chuzas cerca. Aguardaban la llegada de la otra columna, que tenía órdenes de flanquear a los Mapuche. Pero de esta se encargó Kalfükura en persona. Cuando los soldados quisieron ver una polvareda del lado que debían llegar los refuerzos, no tardaron en toparse con una ingrata escena: los kalfukurache se desplegaban ante sus ojos, los herían con burlas hacia su hombría e invitaciones a pelear que no fueron correspondidas.

bartolome_mitre.jpgEscribió el jefe de los invasores, también político, historiador y periodista: “el número de indios que nos circundaba, sus alaridos salvajes y su ardor redobló en aquel momento, haciendo concebir la idea de un contraste. La prudencia aconsejaba la retirada; pero el deber aconsejaba la permanencia en el campo y fue esta la resolución que adopté, permaneciendo en la incertidumbre y sobre las armas toda la noche lluviosa, en que no cesaron un instante los alaridos de los bárbaros que nos circundaban”.

La victoria fue Mapuche. Como los españoles en Arauco tres siglos antes, los porteños dejaron las fogatas con suficiente leña para que ardieran el resto de la noche y se retiraron a pie, inclusive el señor ministro de Guerra... Toda su caballada dejaron los winka en Sierra Chica, además de 16 muertos y gran parte de su equipamiento. 234 de los invasores retornaron heridos al Kalfü.

El calendario marcaba 30 de Mayo de 1855. No sólo el Wallmapu permanecía indómito, además las fronteras con los winka volvieron a establecerse sobre las mismas líneas que regían antes de 1833, para segura desesperación de estancieros y políticos, entre ellos, Mitre.

Eran los tiempos de la unidad Mapuche. De la Confederación Salinera, como decían los diarios de Buenos Aires... De la independencia y autodeterminación de un Pueblo que quería seguir con su vida en libertad, y que encontró en Kalfükura precisa orientación.

30 de Mayo de 1855. Casi 160 años después, el Pueblo Mapuche sigue vivo y recuerda la tradición de lucha de sus fütrakecheyen.