sábado, 2 de junio de 2012

Levantan un barrio en campos contaminados de Córdoba


Mientras en los tribunales de la capital cordobesa investiga el 
cóctel contaminante que mató entre 2001 y 2003 a unos cien 
vecinos en el barrio Ituzaingó Anexo, de La Docta, ese mismo 
lugar es urbanizado y se construyen viviendas. Madres de la zona y la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) reclamaron al municipio cordobés que haga “cumplir las ordenanzas para que no se inicien obras antes de estar autorizadas y proteger la salud".


Tras un recorrido por el barrio, Nayla Azzinnari y madres de la zona, entre ellas Eulalia Ayllón y Juana Cristina Fuentes, comprobaron que se están edificando casas y abren calles.
También remarcaron que las obras en la zona mueven el suelo y la "dispersión de partículas eventualmente contaminadas con residuos de plaguicidas, arsénico y cromo, además: una de las casas que se edifica sobre un antiguo vertedero de basura, y los residuos son visibles hasta donde llegan los cimientos".  
Ambientalista y madres del lugar reclaman la realización de estudios independientes "para evaluar la extensión de la contaminación por plaguicidas, arsénico y cromo, en la zona del loteo", y también la implementación de "medidas preventivas para reducir su posible impacto sobre los nuevos pobladores".
Funam y 30 vecinos de Ituazaingó son querellantes en la causa iniciada en 2002 por contaminación producida por plaguicidas, metales pesados cromo el arsénico, cromo y plomo, además de la acción de un transformador con residuos de PCBs ( bifenilos policlorados, sustancia de alta toxicidad).
 En el barrio del sureste de la ciudad, también se registraron unos 200 enfermos de leucemia, cáncer de próstata y otras enfermedades oncológicas y respiratorias.
La firma Tierras del Sur SA,  es la encargada de la urbanización y venta de lotes, Raúl Montenegro, biólogo y presidente de la Funam.
La causa, demorada entre los pasillos judiciales del ámbito federal y provincial, ahora está a cargo del fiscal Carlos Matheu. En ella se indica que entre los plaguicidas hallados en sedimentos de los tanques de agua y suelo de las casas –analizados por el Centro de Excelencias en Productos y Procesos Córdoba (Ceprocor) en 2003- registraron la presencia de endosulfán, DDT y sus derivados. El ambientalista y premio Nobel Alternativo 2004, apuntó a la falta de controles epidemiológicos a las poblaciones expuestas a los agrotóxicos.
“Se debe cambiar el método de clasificación de los plaguicidas. En Argentina, el sistema de producción industrial se montó en base a un paquete tecnológico sobre una dosis letal 50. Se protege a las personas de las dosis letales, pero no de dosis bajas que provocan daños en embriones, fetos, lactantes y niños. La dosis letal es la cantidad que puede matar a una persona, pero bajas dosis rompen el sistema hormonal”, explicó el científico.
  “La lucha debe también ser con base y nivel técnico. Monsanto, Bayer están autorizados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que permite los plaguicidas y Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conabia), que autoriza los cultivos trasgénicos. Se debería ver los expedientes que los habilita, quiénes los firman”.